El pasado 19 de Junio se dió a conocer lo mejor de Rioja y Ribera del Duero, a través de una
cata comparativa
Fueron
consideradas dos zonas vitícolas, aunque
una misma manera de valorar sus caldos, Agustín Santolaya director general de
Bodegas Roda (Rioja) y La Horra (Ribera del Duero), dio a conocer a los
aficionados los vinos del grupo
bodeguero en ambas. En la cual destaca el esfuerzo de investigación, poniendo
de de manifiesto el trabajo para desarrollar, un concepto que convierte a la
bodega de Haro en una de las referencias de la renovación de los vinos de
Rioja. Destacable por sus premisas a comienzos de la década de los noventa:
viñedo viejo, personalidad notoria, énfasis en la recuperación de clones de
tempranillo antiguo y un gran respeto al ‘terroir’ y a la añada. “En Roda, pese
a estar autorizado, nunca mezclamos una gota de una cosecha con otra”, aclaró
Santolaya. “Rioja es una región privilegiada, con influencia climática
atlántica, continental y también mediterránea a través del Ebro y sus
afluentes, y el ‘juego’ para los vinos nos los da tanto el clima como las
añadas, que vienen marcadas por una influencia en cada ocasión”.
En tierras de Ribera de Duero, éste mismo concepto se traspasó como herencia
de genuino acierto, las Bodegas La Horra
desde 2008, so prueba de ello: “Llevábamos
años pensando en diversificar y teníamos claro que tenía que ser con el
tempranillo, la variedad más elegante y sutil que hay para nosotros, y elegimos
Ribera», explica Agustín Santolaya. «Luego buscamos una zona, pero, a
diferencia que en Rioja, no queríamos plantar viñedo, sino encontrar viñas ya
adultas, porque nosotros ya no somos tan jóvenes, y así llegamos hasta los
hermanos Balbás”.
La cata
El director general de Roda comenzó con Sela 2009 última ‘creación, destaca por su delicadeza, poco voluminoso…”Pensábamos –explicó el enólogo– en un vino para un público más joven, en un consumo de copas, y creemos que Sela cumple ese papel”. Luego Roda 2007 es de una de las añadas que gustan a Agustín Santolaya. “Fue una cosecha difícil, con mildiu, y muy fresca y atlántica». «No es una añada a la altura de las excelentes del siglo, pero nos gusta mucho”.
La bodega vinifica 17 viñedos diferentes en tinas de roble francés por separado y, un año después, decide qué vinos formarán parte del Roda o del Roda I. “El Roda –explicó– desprende fruta roja, aromas y sabores de cereza picota, y, aunque hay viñedos que suelen ya premarcar a priori su disposición para uno u otro vino, la composición final depende mucho de las añadas”.
El Roda I 2006 es el otro concepto, probablemente más cercano,
a nuestras tierras del sur, pues destaca por su acentuada sabor a fruta negra
(ciruela), profundamente estructurado y mineral, un vino que para Santolaya, “demuestra
que es Rioja por todos los lados”.
Bodegas La Horra
en Riberas del Duero
“Queríamos tempranillo y sacar la máxima elegancia también esa zona, pero no queríamos hacer Riojas allí”. “Ni buscábamos sobre maduración, ni hacer ‘lo mejor’ a costa de una extracción a tope y con maderas nuevas, sino que pretendíamos obtener frescura y afinar al máximo los taninos en un vino que debía reflejar un ‘terroir’ marcado especialmente por el clima”. “La síntesis de polifenoles es extraordinaria, con un contraste término entre el día y la noche de hasta 30 grados y, eso sí, con riesgo de heladas hasta mediados de mayo y a partir de final de septiembre”.
Siguiendo con la cata
El Rioja, Corimbo 2010 precisa muy bien de donde provienes, volumen y estructura esperada de un Ribera, sin embargo, notablemente fresco, delicado. Por último el Corimbo I 2009 y 2010, para mí los menos impactantes, vinos más minerales y profundos que el antecesor, aunque elegantes.
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